La culpa es del destornillador, par Francine Besson, Morin Brunhild et Paul Coulondre
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Estaba en la biblioteca y había olvidado mis gafas y las letras del libro eran pequeñas. Creía que había una lupa en mi cartera. Cuando la abrí, no había nada.
Después, miré el reloj de pulsera y vi que era la hora de la cena. Al salir vi que había mucho humo que escapaba de la chimenea. Estaba inquieto y me apresuré.
Al acercarme a la casa, comprendí que no era nada importante. Entré ; vi la llave en el suelo cerca de la puerta que estaba abierta.
Luego, vi a ventana abierta también y el fuego de la chimenea estaba apagado. Subí la escalera para reunirme con mi mujer en nuestra habitación. Pero divisé unas manchas de sangre y las seguí. Había una persona con un destornillador clavado en las espaldas. Volví a la persona y comprendí que era mi esposa.
El reloj de pared estaba roto y parado a la medianoche y un cuarto. Noté que no tenía ella el dedo donde estaba su anillo. Su collar y su colgante estaban cerca del baúl de la víbora. Comencé a buscar su dedo con la linterna. ¡Oí un helicóptero que estaba buscándome y me acusaron de la muerte de mi mujer !
Me pusieron en un velero de por vida. Oí a mi mujer decir mi nombre : “¡Alejandro, Alejandro !”. Divisé el sol. En la mesilla de noche vi el destornillador. Era tan sólo un sueño.